La sensación de abandono cuando somos niños podemos experimentarla independientemente del contexto, ya sea porque nuestros padres trabajaban durante un largo periodo de tiempo, hemos tenido un padre o una madre ausente, no tenemos más hermanos o, directamente, porque no se nos atendió como deseábamos. Da igual la situación que viviéramos, si de pequeños nos hemos sentido abandonados en al, en alguna ocasión, es probable que a lo largo de nuestra vida hayamos tenido problemas de autoestima. Esto no quiere decir que los problemas de autoestima sean culpa de los padres, pero cada persona, y cada niño, puede interpretar lo que vive a su manera, y puede sacar conclusiones erróneas por muy reales que parezcan.
Esto se ve reflejado, por ejemplo, en niños problemáticos que muerden o pegan a sus compañeros con tal de recibir un poco de atención o en adolescentes conflictivos que tienen como lema de vida ‘la mejor defensa es el ataque’. También está el otro extremo: niños tímidos que desarrollan complejos físicos o de inferioridad. Ambas conductas son una clara señal de falta de autoestima. “Nuestro inconsciente dice que si no me siento querida por la gente que me rodea, siento que no soy merecedora de ese amor y, por ende, no me quiero a mí misma”, explica Reyes Coronel, acupunturista. Sin embargo, “cuando crecemos vamos tomando consciencia y vemos las carencias que tenemos o hemos tenido, que dan como resultado esa falta de autoestima”, añade. Por eso, en su consulta, Reyes siempre pregunta cómo está el nivel de autoestima y desde cuándo está así.
La autoestima da la cara después de mucho tiempo. Por lo general, sale a la luz con cualquier situación difícil que se presente en la vida. “Me vengo abajo, tengo ansiedad, depresión o tristeza. Veo el vaso medio vacío. Estoy tristona, no tengo ilusión por vivir”, sostiene Reyes.
En mujeres, la menstruación puede ser un agravante, y el postparto también. “La energía se mueve a través de sangre, por eso con la regla nos sentimos más bajitas”, argumenta la acupunturista. En cambio, en el caso de los hombres suele derivar de situaciones como el fallecimiento del padre o la madre o cuando los padres se casan con otra pareja y no se sienten queridos por esa pareja. Hay hombres que, para maquillar este vacío, buscan parejas fuertes para sentirse fuertes, aunque esto también ocurre en mujeres.
El método de la acupuntura se engloba dentro de la Medicina Tradicional China. Gracias a esta técnica es posible “mejorar la autoestima y fortalecer la voluntad, mi carácter y hacer que me sienta cada vez más fuerte”, comenta Reyes. Cuando utiliza este tipo de terapias, Reyes suele complementarla con las Flores de Bach.
La acupuntura sostiene que estamos compuestos por cinco elementos: madera, que se corresponde con la vesícula biliar y el hígado, y dan valentía; el fuego, que equivale al corazón, encargado de dar alegría; la tierra, que produce la preocupación y se corresponde con el bazo-páncreas; el metal es el pulmón y provoca la tristeza; y, por último, el agua, que sería el riñón y se encarga del miedo. Lo ideal sería que los cinco elementos estuvieran equilibrados, pero es poco común. A través de la constitución de una persona, su físico, las manos, la forma de hablar y la sintomatología es posible identificar qué órgano está afectado. Es importante tener en cuenta que todos estos órganos tienen dos polaridades, extremos de una misma línea. “Puedes ser una persona con carácter fuerte pero cuando se te presenta una situación difícil y traumática te vienes abajo”, recuerda Reyes Coronel.
A pesar de tener elementos predominantes, “todos somos todo”, concluye la acupunturista, pero gracias a herramientas como la acupuntura es posible identificar qué órgano es el causante del problema y encontrar una solución. Para tener una buena autoestima, es importante que los elementos estén en sintonía, aunque es inevitable que algunos predominen más que otros.